CUANDO EL QUE LLAMA A TU PUERTA ES OTRO SER HUMANO
Si fuéramos civilizados, no habrían refugiados, pero no lo somos, ni siquiera, a veces, deberíamos llamarnos "humanos" puesto que algunas bestias tienen más humanidad que nosotros. Duele ver las imágenes de esas familias, que huyen con lo puesto, con sus niños en brazos, agarrándolos porque saben que son su tesoro, el amor reflejado en esa desesperación. Los países "civilizados" no saben actuar, sencillamente, porque es tarde, la actuación debería haber sido en el terreno, parando guerras, solucionando hambrunas, enseñando a la gente a valerse por sí misma y a no vivir siempre de la caridad. Pero los Gobiernos son ruines, miserables en sus ambiciones y sordos a dramas que ellos mismos han provocado. Después de todo, solo son vidas, no son las suyas ni las de sus seres querido ¿qué más da? Mientras, los demás asistimos horrorizados a exterminios, masacres, torturas y asesinatos, casi delante de nuestros ojos. Pero tampoco pasa nada, se