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Mostrando entradas de noviembre, 2017

A la zarpa la greña.

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No es bueno, expresar lo que uno siente, en caliente, más o menos, eso, lo sabemos todos, por ello, he esperado que pasaran unas semanas, para poder hablar de los partidos valencianistas, desde la objetividad, que todo ser humano, debería practicar. Pocos y mal avenidos, sin un líder, carismático, que los obligue a unirse, ante un adversario común, la falta de un gobierno, por y para nuestra Comunidad, que venimos padeciendo, desde hace ya, muchos años, demasiados. Muchos, ya sabéis, que he tenido que dejar, la presidencia de Avant, partido que creé, junto con otras tres personas, porque, a su secretario general, le hacia sombra y eso, en mediocres, es fatal, puesto que, te persiguen hasta tirarte, como así ha sido, en psicología, se llama: “Matar al testigo”. Pero bueno, tampoco, habíamos avanzado tanto, como para que, ésta caza de brujas, me costara un gran disgusto. Allá cada cual, con su conciencia, yo, tengo que bregar sólo con la mía. Al margen de ello, re

La hipocresía, toma las calles de Valencia.

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¿Qué es lo que yo vi pasar, el sábado por la tarde por las calles de Valencia? Pues, a toda la izquierda, marchando junta, se supone, con la intención de pedir “una mejor financiación” para la Comunidad Valenciana y hasta ahí, todo correcto. Pero, siempre hay un pero, también, frente a mí, pasaba la hipocresía, personalizada. La izquierda, en España, se ha apropiado, del lado social y saben sacarle rédito, aunque la sociedad, en realidad, les importe un rábano. Reman todos a una y manejan los medios de comunicación, como nadie, en eso me descubro, ante ellos, mientras la derecha, se lleva todos los palos, como si fueran los únicos corruptos, de este país. La consiga, era, nada de cuatribarradas, ni esteladas y así fue, no había ni una, tan solo, un republicano con añoranza, el resto con la Real Senyera Valenciana, bella con su azul y su corona. Algunos, luego, vomitarían por tener que llevarla, sabemos el grado de cinismo, de Pose, Compromís, Podemos

Quítate tú, que me pongo yo.

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¿Está atravesando el “valencianismo”, un periodo de esquizofrenia, donde el “sálvese quien pueda” impera de una forma brutal? A tenor, de lo que estoy viendo y una vez, presentada mi dimisión como presidenta de AVANT, debido a la deriva, extraña, que está tomando el partido, juro, que ya, no entiendo, nada de nada. Después de habernos, puesto unos a otros a caldo, ahora, resulta, que algunos, son super amigos y se llevan de lujo. Nacionalismos viejos, nacionalismos nuevos, sin orden, ni concierto, además, el, estás conmigo, o estás contra mí, cotiza, al alza, en estos, tiempos de penuria, intelectual, donde los grandes egos, a pesar de no ser nadie, se pasean, a ver, quién la tiene más grande. Así las cosas, sin líderes, que nos aglutinen a todos, nos quedará sólo, una travesía del desierto, muy, muy triste. El sábado, la esquizofrenia, llegará a su punto álgido, con dos manifestaciones, por lo mismo, pero no. La de la mañana, pide, mejor financi

Valencia, planta cara, al independentismo, más casposo.

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Valencia, planta cara, al independentismo, más casposo. Ahora resulta, que todos los valencianos, somos de extrema derecha y violentos, ñas coca, todo ello, por ir, pacíficamente, por la calle, con nuestra señera, a decirles, a unos fascistas, de libro, que el trapo que llevan, no nos representa. Y para pasmo, de propios y extraños, en la televisión regional, española, dicen, que estos energúmenos, vienen a la “tradicional” manifestación, de todos los años. Miren, tradición es Sant Donís y la Mocaorà, punto. Que unos cientos de descerebrados, altamente peligrosos y manipulados, se acerquen, desde el condado de Barcelona, al Reino de Valencia, con ganas de pelea y encima, con el beneplácito del Tripartito, por mucho, que se empeñen, no es nada, tradicional. No, diré, que no los hemos soportado, año, tras año, sin hacer nada, pero, éste año, algo se rompió, en el corazón de los valencianos, dejando, al descubierto, su orgullo y amor a la Patria

Cain y Abel, entre naranjos.

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Que difícil escribir, cuando la vergüenza, recorre tus dedos, como ríos de pólvora, en estos momentos. Los valencianos, tenemos lo que nos merecemos y no hay más y lo escribo, desde la infinita tristeza, de ver las riñas y lanzamientos de cuchillos, que sangran sin cesar al “valencianismo”. Mal si alguien hace algo y peor, si no lo hace, esto, nos convierte en aldeanos, peleando, por unas lindes, mal colocadas, que si tú, que si yo. Fomentado o no, por el enemigo, que nos conoce, como si nos hubiera parido, el valenciano, no es capaz de aunar fuerzas, de remar todos a una, frente a varios enemigos, que todos conocemos de sobra. Jamás, nos pondremos de acuerdo, pelearemos como Cain y Abel, hasta la muerte, para una vez, haber vencido, ser asesinados, por nuestros enemigos, sin piedad. Madrid, Barcelona, o viceversa ¿qué más da, si el enemigo lo tenemos en casa? Si nos atacamos a dentelladas salvajes, por un mal entendido “bien común”. Esos