EL MALTRATO, ESA LACRA.
Hoy toco un tema doloroso, que afecta a hombres y mujeres y que tiene en jaque a la sociedad por el goteo incesante de muertes, que deja y cuyo fin adivinamos lejano.
Hablar de la “violencia de género” posiblemente, es quemarse los dedos, porque digas lo que digas, unos y otros no se sentirán identificados.
Hacerlo desde un feminismo radical, supone meter en un mismo saco, a toda la población masculina, es lo que ahora, se ha dado en llamar: “Terrorismo machista” y no es justo.
Pero, vayamos primero a las causas. No es una, sino muchas y muy diversas. La principal, por lo que observamos en las estadísticas, es el rencor que se genera en la pareja, cuando es abandonada y pierde, de alguna manera, aquello que, piensa, le pertenecía. Ante este abandono, la persona reacciona de una forma violenta, llegando incluso hasta el extremo de matar.
Antes de este abandono, se han sufrido malos tratos continuados, que se han quedado en la mayoría de los casos, en el ámbito familiar, porque el maltratado siente vergüenza de contar lo que le está pasando y teme escuchar que es culpa suya, no encontrando apoyo. Sin olvidar el miedo que supone que el maltratador, se entere y redoble su violencia. En ambos casos, la víctima entra en una espiral de silencio y miedo muy difícil de romper.
Centrándome ahora en las mujeres, todos nos hacemos la misma pregunta: ¿por qué una mujer aguanta que su pareja le pegue, y lo que es más lacerante, que agreda a sus hijos, sin salir corriendo a denunciar? Pues, posiblemente, porque piense en muchos casos que se lo merece. Psicológicamente, el maltratador destruye, cualquier defensa de su víctima, haciéndola creer, lo poco que vale y lo mucho que, siente maltratarla. Si a esta actuación, le unimos una baja autoestima, el haber sufrido malos tratos previos y a veces una poca, o nula educación, ya tenemos el perfil de la mujer maltratada, por no hablar, de su dependencia económica hacia el maltratador. Este perfil puede variar, ya que dentro de la clase social alta, mujeres con estudios, e independencia económica, también pueden sufrir malos tratos. Cada caso, es un mundo y debe ser tratado, por un equipo multidisciplinar.
No es verdad, que la única solución, sea denunciar, aunque es imprescindible, porque todavía no estamos lo suficientemente avanzados, como para proteger al maltratado, desde el primer minuto de la denuncia . De hecho 48 mujeres ya han sido asesinadas, en lo que llevamos de año y el goteo no cesa.
La violencia de género, requiere, en estos momentos, de dos actuaciones y ambas en paralelo. La prevención y dotar a las instituciones, de las herramientas adecuadas, para combatirla.
Prevención, desde las escuelas, enseñando a convivir a los niños y niñas, localizar a los maltratadores en potencia (acoso escolar) y ayudarlos a comprender, lo irracional de sus actos y el por qué de sus actuaciones, enseñar a detectar rápidamente los signos de un maltrato, antes, incluso de llegar a convivir con él.
Actuación de las instituciones, jueces preparados para este tipo de casos, a los que no les tiemble la mano al imponer condenas, Cuerpos de Seguridad del Estado, dotados de autoridad para intervenir y denunciar. Casas de acogida, psicólogos, empresas que den trabajo a las maltratadas. En fin, todo tipo de ayuda, para que empiecen de cero, a ser posible, lejos de su maltratador.
Pero no, no me olvido de ellos, los hombres, los que sufren un maltrato, en la mayoría de los casos, psicológico y en algunos mortal. La violencia, no tiene género, como tampoco tiene piedad, porque es ejercida desde el odio, lo irracional, lo que no nos hace humanos, por tanto, todos somos susceptibles de padecerla.
No todos los hombres y mujeres somos maltratadores, afortunadamente, el maltrato, obedece a causas muy concretas, en cada individuo y es por ello, que su solución es complicada. Ni el endurecimiento de las penas, ni las medidas de alejamiento, han dado resultado, cuando alguien piensa, en su venganza, la macera a fuego lento, la visualiza y la lleva a cabo.
¿Estoy diciendo con ello que jamás acabaremos con esta lacra social? Pues con sinceridad, sí, puede que reduzcamos las muertes, las palizas, la vergüenza, pero cuando alguien deje de ser un ser humano y se convierta en lo más ruin, matará, de nosotros depende, detectarlo a tiempo e impedirlo.
Mientras tanto, exijamos a la sociedad que no mire hacia otro lado, que denuncie, que se implique, que ayude a su madre, hermana, vecino, vecina, ofrezcamos nuestra colaboración, a aquellos que sufren un infierno, en sus vidas, no seamos cómplices. Que nuestro dinero, vaya a donde tiene que ir, a la protección del débil, sin reparar en gastos, y no, a organizaciones y fundaciones, que, a la postre, no solucionan nada.
Siempre habrá quien asesine, por un amor mal entendido, pero la sociedad, debe aislarlos y reducirlos a la nada, no hay otra forma de hacerlo. Y termino, con unas palabras llenas de sentido:
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