La que se avecina.
Inmigración desatada, Europa invadida.
A los que me leen, todas las semanas, último artículo, me tomo unas vacaciones, para recargar ideas y volver a la lucha, sin más arma, que mi afilada pluma y mi sentido de la libertad, que anda siempre, desbocado.
Hay muchos temas, en el candelabro, como diría la tonta, de turno, pero quiero comentaros, el fenómenos de la inmigración y el buen negocio, que hay alrededor de ella.
Desde el inicio de la Humanidad, se ha traficado, con seres humanos, quizá sea, éste un negocio, más antiguo aún, que la prostitución. Hombres, esclavizando, a quienes, no eran como ellos, o pertenecían, a otra tribu, da igual, que fuera amiga, o enemiga.
Ahora, con los nuevos avances, hemos sofisticado, la forma, para esclavizar y las mafias, se aprovechan de ello. La miseria humana, siempre ha sido muy lucrativa, para, los que, hace tiempo, vendieron su alma, al vil metal. Sujetos, rastreros, malvados, a quienes los seres humanos, les importan un comino, porque, hace tiempo, que dejaron de mirarse al espejo.
Les prometen, que los llevarán, a un mundo feliz, por el módico precio, de endeudar a la familia que dejan, sin saber, siquiera, si llegarán a la tierra prometida, al “Mana”.
Se suben a una barca, patera, da igual, su deseo, es superior al miedo, porque muchos, saben, que las aguas, serán el ataúd perfecto, para sus ansias de libertad.
Los otros, los listos, los traficantes, los ven subir, sin que su corazón, se encoja, hace tiempo, que ya ni sienten, hombres, mujeres, niños, les han vendido, un pasaporte al infierno, solo de ida y lo saben.
Para ellos, tan solo es mercancía humana, cuerpos que se mueven en la oscuridad, a los que, por supuesto, ellos, no han obligado a nada.
Y luego, estamos los ciudadanos, de aquellos países, a los que los inmigrantes, llegan día sí y día también. No podemos hacer nada, porque no se nos pregunta, obligados a aceptar tratados, que no hemos firmado y a ser respetuosos, porque esta gente, se lo merece todo.
Al llegar aquí, posiblemente, alguien habrá dejado de leer, me tachará de racista, facha, inhumana y a saber cuantas cosas más. No se puede evitar, son los del pensamiento único, no dan para más.
Nada más lejos de la realidad, pero que toda África traída por mafias, acabe en España, no me parece la solución, porque entonces, estamos aceptando, que las muertes, en el mar, nos parecen normales.
Hay soluciones y pasan, por terminar con las hambrunas, las guerras en sus países de origen, vigilar, que, realmente, se respeten, los derechos humanos y que esta gente, no tenga que salir de su país, a jugarse la vida.
Hay muchas soluciones, pero también, es posible, que no se quieran aplicar, simplemente, por oscuros intereses, que se nos escapan a nosotros, simples mortales.
Mientras, el malestar de los europeos, va aumentando a medida, que llegan más y más inmigrantes, a los que hay que, alimentar, dar casa, medicinas y buscar un trabajo, no pueden quedarse en la calle, por supuesto.
Sabemos que Roma, está desbordada y que su alcaldesa, ha pedido ayuda, ya no pueden más, pero a la misma hora, en cómodos despachos, hombres y mujeres, hablan, con tranquilidad, de qué van a hacer, con todos nosotros, incluidos los nuevos inquilinos de la patria.
Eso sí, si hay que acoger, son los ciudadanos, los que al final, sintiéndose culpables, hacen el trabajo que los políticos no quieren hacer y encima, nos tachan de egoístas.
¿Alguna solución? Con sinceridad, no veo ninguna, solo somos marionetas, en manos de gentuza. Para quitarnos las cadenas, habría que acabar con los complejos y no lo veo fácil, al menos, en el corto plazo.
En fin, sean buenos y disfruten de sus vidas, no nos queda otra.
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