Carta que no has de leer.



No es que sienta mariposas, cuando estás acercándote a mí, con esas prisas y apuros que te sobresaltan y que yo debo ir apaciguando, porque sé que no son más que producto de tu excesiva responsabilidad.

Es más que todo eso, porque cinco años han dado para mucho, para periodos de extrema ternura y momentos duros, de reproches por mi parte porque me he sentido abandonada, decepcionada. No tienes mi valentía, pero me sosiegas, por eso la gente se complementa y se busca.

Solo me da rabia, ver como pierdes años de tu vida enfrascado en una relación de la que ya no hay nada que rascar y se ha vuelto tóxica y sufres Amor y me duele, como si fuera yo la maltratada, supongo que eso es al fin y al cabo el amor, reír y llorar con el otro.

Pero todo se pasa, cuando me miras y te acercas con todo tu cuerpo pidiendo guerra para, a la vez, ser vencido por mis ansias de tenerte, me besas y ya no importa nada podría declararse la tercera guerra mundial y me daría igual, me acaricias y todo mi cuerpo se rinde a ti sin corazas, sin barreras dispuesto a ser vencedor y vencido al mismo tiempo.

Son esos instantes de placer tan prohibidos que dan miedo, es tu cuerpo y el mío buscándose como dos polos que saben que acabarán atraídos el uno por el otro irremediablemente.

Y así dejamos pasar los días, los meses los años, cada vez más íntimos pero más desorientados, porque amar es eso, no saber nunca en qué arenas movedizas acabarás metiéndote y si podrás salir o no de ellas.

Así que aquí estamos negando lo que ha crecido entre nosotros para no tener que dar explicaciones, disimulando sentimientos que amenazan con hacernos más reales, más humanos y el tiempo va pasando lento, indoloro, sobresaltado por momentos tan voluptuosos que harían enrojecer a más de uno.

Como Penélope tejo y deshago palabras de amor que quisiera poder decirte, espero a mi hombre que vuelva de mil batallas y que me necesite tanto que ocupe todo su pensamiento.

Sé que no vas a leer esta carta porque no te la haré llegar y sin embargo, ya ves, dejo que la lean cientos de personas que no conozco, pero los escritores somos así, tan vergonzosos como descarados cuando se trata de Amor.

Espero con ansiedad nuestro próximo encuentro para poder desnudarme del mundanal ruido y sólo escuchar el latido de dos corazones que por unos minutos laten a la vez, para besarte hasta que duela y para entregarme a ti sin pensar si no será quizás, la ultima vez......

A Carlos con todo mi amor.



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