El Amor en una copa de cava.





Qué mal se le estaba dando la noche, los pocos huéspedes del Gran Hotel, hacía tiempo que se habían retirado a dormir, sólo un cliente y el trabajo barato.

Hasta que fijó su mirada en el final de la suntuosa barra, allí un hombre de mediana edad, alzaba su copa de cava y parecía que brindaba con la penumbra. Se acercó sigilosa con esos andares de gata en celo que tanto gustaba a sus clientes fijos, aún a sus treinta años se las arreglaba para aparentar veinte y olía el dinero a distancia y éste seguro que lo tenía, se dijo.

El hombre la vio acercarse sin apenas mirarla abstraído en sus pensamientos poco le importaban los escasos personajes que a esas horas de la ya casi madrugada, pululaban por el pub del hotel.

-¿Me puedo sentar aquí contigo?

-Claro ¡camarero! otra copa para la señorita ¿porque te gusta el cava verdad?

Qué más daba, ella no estaba allí para beber una cosa u otra, lo que él quisiera estaba bien.

Pronto subieron a la habitación la madrugada se les echaba encima y detrás de ella llegaría la mañana donde todo es ya mero recuerdo de noches malas y sábanas revueltas.

Hicieron el amor, él sin ganas, aunque ella se esforzó, le caía bien este tipo, mitad seductor mitad padre de familia.

Cuando ya se iba, él aún tumbado y sin mirarla le dijo que cogiera el dinero de la cartera, a ella le pareció raro tanta confianza a fin de cuentas ella era un puta, pero hizo lo que el hombre le dijo, al abrir la cartera cayó al suelo una pequeña foto, la cogió y la miró, la cara de una mujer sonriente la contemplaba desde sus dedos. La foto estaba muy manoseada se notaba que su dueño la mantenía en sus manos en muchas ocasiones.

-¿Es tu mujer? 

Preguntó, a sabiendas que podía llevarse un improperio. El hombre se giró en la cama y la miró.

-No.

-¿Entonces por qué la miras tanto?

-Porque la amo.

-¿Acaso se murió?

-No.

Los monosílabos del hombre empezaban a irritarla.

-Bueno será mejor que me marche, no les gusta verme por el hotel a estas horas.

-Le hice daño ¿sabes? ella me quería, pero me entró pánico y la abandoné, una historia más de hombres cobardes ¿no te parece?

-¿Ella te quiere?

-No hablo con ella, siento tanta vergüenza por lo que hice, no se lo merecía, ella no.

-¿Por qué no la llamas?, no sabes de lo que somos capaces de hacer las mujeres cuando nos enamoramos.

-No querrá hablar conmigo.

-Eso tú no lo sabes, ten.

Levantó el auricular y se lo ofreció.

Cuando estaba saliendo alcanzó a oír como una voz femenina contestaba al otro lado de la línea, mientras, el hombre......sollozaba.

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