EL DINERO PUBLICO SI TIENE DUEÑO
EL DINERO PÚBLICO SI TIENE DUEÑO
¿Viviríamos mejor sin gobierno alguno? No me he vuelto ácrata, pero a veces pienso en como hemos ido cediendo parcelas de nuestra libertad a personajes que, se supone, saben lo que hacen con nuestro dinero y nuestra vida y así nos va.
Hago este comentario a tenor del bochornoso incidente ocasionado por el ayuntamiento de Valencia con Joan Ribó a la cabeza y que no es otro que colocar una placa en homenaje a un virus que ha matado a casi un millón de personas en todo el mundo.
Ante los ataques furibundos de millones de internautas a tan descabellada ocurrencia, el señor alcalde a través de su no menos inútil concejal, ha dicho que lo han hecho para concienciarnos, eliminando, por cierto el nombre del Doctor Collado eminente médico valenciano de la época de Felipe II.
Si estas personas manejan una ciudad como Valencia con un coeficiente intelectual al menos dudoso , la incertidumbre está servida. Gastan dinero público a capazos sin pararse a pensar que no es de ellos, porque aunque la ministra sin luces diga que el dinero público no es de nadie, miente y lo sabe, ese dinero es nuestro de todos los españoles.
Habría que pedir auditorias internas y externas continuamente y elaborar unas normas muy rígidas para que el político de turno se lo pensara dos veces antes de malgastar nuestro dinero en tonterías y que llegado el caso lo tuviera que reponer con sus bienes o nómina.
Máximo cuando hay casas en las que no se puede llenar la nevera, porque todos sus miembros están en el paro, o hay gastos que por mucho que estires no pueden pagarse. Jubilados con pensiones de risa o familias con discapacitados que no reciben ayuda de ningún sitio. La lista seria extensa.
Comprobar pues que el dinero manejado por estos irresponsables no llega donde debería desespera y genera rabia y algunas veces violencia, porque es sencillamente una injusticia, obra de desalmados para su mayor gloria.
Así que visto lo visto, vivir apartado en tu isla con la menor injerencia posible apetece y se convierte en un sueño, al menos, para algunos. Evitar este mundo globalizado y deshumanizado donde la eutanasia y el aborto cotizan al alza y la vida y el respeto a la baja, es ya una quimera inalcanzable.
Quedamos los últimos románticos, aquellos educados en unos valores inquebrantables, en el esfuerzo, la constancia, el compañerismo, todo aquello de lo que adolece un político en España, en estos momentos.
Y asistimos con estupor al aquelarre esperpéntico de comprobar que nos gobierna lo más arrastrado y barriobajero desde la Transición, gente sin escrúpulos, ladrones de guante blanco, sin principios, políticos imputados, algunos se han gastado nuestro dinero en drogas y prostitución.
Y lo que más duele, es comprobar que cedemos, que empezamos a ver normal determinados comportamientos corruptos y los vamos incorporando a nuestra vida cotidiana sin apenas protesta alguna.
Una sociedad que aplaude la salida de la cárcel de un asesino, o la quema de mobiliario urbano totalmente enloquecida y manipulada, ignorantes de piedra fácil y deseosos de cobrar tras abrirle la cabeza a un policía, es una sociedad enferma.
Pero retomemos el tema que me ha llevado a escribir este artículo, a la famosa placa colocada por el alcalde de Valencia para recordarnos que somos idiotas, que hay un virus malote que mata y debemos ser obedientes y comportarnos como robots al “ordeno y mando”.
Cuanto más consigues volver infantil a toda una sociedad, más poder generas sobre ella, porque el miedo es un arma de destrucción masiva que paraliza y te va matando lentamente mientras tú aplaudes a los asesinos.
Yo que de normal soy optimista por parte de padre, siento que se nos escapa la vida, que la libertad con la que nacimos es una entelequia y que si somos cobardes, con suerte comeremos una vez al día, pero por el contrario, si salimos respondones, si alzamos la voz contra las injusticias y pretendemos pensar por nosotros mismos, acabaremos en el gulag donde siempre hace frío y el sol se intercambia por un paquete de tabaco.
Doctor Collado eminencia médica, como valenciana le pido disculpas porque no saben lo que hacen, o sí lo saben y su maldad ya no tiene vuelta atrás, en cualquier caso me siento orgullosa de que fuera usted un gran médico y a esta gentuza ignorante y paleta que les den morcilla.
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