¿SOMBRAS O LUCES?









No he leído las Cincuenta Sombras de Grey, primero, porque los tochos me aburren, los que me conocéis sabéis que soy más bien de escritos cortos, a veces demasiado cortos, pero que engloban lo que quiero decir, con pocas palabras.

Así que escribo de oídas y la verdad es que ya estoy oyendo de todo, desde que es un bodrio, mejor la novela, hasta que es una peli muy fina y muy bien llevado el tema.

Que las relaciones son extrañas, a veces, lo sabemos todos, desde la libertad de cada uno se pueden hacer mil cosas con referencia al sexo, siempre y cuando la puerta esté abierta.

Muchas mujeres han descubierto un sexo que ni se les había pasado por la cabeza, hecho a base de fantasías y ¿por qué no? sometimiento al otro.

Nuestra educación católica, al menos a mi generación y a muchas más, nos ha privado de disfrutar del sexo en todas sus dimensiones, porque, en la mayoría de los casos, era pecado. Y sí, lo era pero de los sabrosos, de los que te dejan un buen gusto en la boca, con perdón.

Puede que me decida y vaya a ver la película así que lo dejo aquí a ver si puedo escribir una segunda parte.

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