Historias locas de Antonella
Antonella, esperaba paciente a su amante, al principio se sentaba desnuda a esperar, el tiempo iba pasando y se colocó un bonito liguero y una preciosa camisola, de ahí pasó al sueter y una faldita estrecha, que le quedaba como un guante, pero la vida es cruel, para cuando el amante llegó, la pilló con abrigo, refajo, guantes y gorro y se volvió a ir, desencantado.
Fin.
Fin.
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