Valencia, planta cara, al independentismo, más casposo.
Valencia, planta cara, al independentismo, más casposo.
Ahora resulta, que todos los valencianos, somos de extrema derecha y violentos, ñas coca, todo ello, por ir, pacíficamente, por la calle, con nuestra señera, a decirles, a unos fascistas, de libro, que el trapo que llevan, no nos representa.
Y para pasmo, de propios y extraños, en la televisión regional, española, dicen, que estos energúmenos, vienen a la “tradicional” manifestación, de todos los años.
Miren, tradición es Sant Donís y la Mocaorà, punto. Que unos cientos de descerebrados, altamente peligrosos y manipulados, se acerquen, desde el condado de Barcelona, al Reino de Valencia, con ganas de pelea y encima, con el beneplácito del Tripartito, por mucho, que se empeñen, no es nada, tradicional.
No, diré, que no los hemos soportado, año, tras año, sin hacer nada, pero, éste año, algo se rompió, en el corazón de los valencianos, dejando, al descubierto, su orgullo y amor a la Patria Valenciana, algo, que ya, solo puede ir creciendo.
Bien es cierto, que los ánimos, se caldean, que la gente joven, tiene mucho ímpetu y que los extranjeros catalanistas, vienen a provocar y a buscar, precisamente, la foto, cuando reciben, lo de ellos y lo de su primo.
Aprovechan pues y nos meten a todos, en el mismo saco, familias incluidas y nos llaman, violentos, como si ellos, fueran, Hermanitas de la Caridad. Se ha dicho, que hemos, caído en la trampa, que mejor dejarlos hacer y digo, que no, que, aún estando, en contra de cualquier acto violento, si no quieres polvo, no vayas a la era y éste año, el tema, estaba, para que, desde el PP, la hubieran, prohibido, siendo, ellos, los máximos, responsables, de lo sucedido.
Este año, el valenciano, ha dicho “basta”, ya no aguantamos más, a los dictadores, que quieren colonizarnos, sólo, porque su complejo de inferioridad, amenaza ya, con deprimirlos, para siempre.
El Reino de Valencia, tiene siglos de historia, que alguien quiere, para sí. Nuestro gran escritor, mundialmente, conocido D.Vicente Blasco Ibáñez, ya nos lo advirtió: “Cuidado, con los catalanes, que, al no tener nada, vendrán a robarnos lo nuestro”. Como, por desgracia, así ha sido y sigue siendo.
No estamos, en contra de los catalanes, que bastante tienen, con aguantar, a tanto energúmeno, como la CUP, campando por sus fueros y oprimiéndolos. Lo que no soportamos y esto, irá a más, es a los catalanistas, de dentro y de fuera, de nuestras fronteras naturales.
El camino, hacia lo que está pasando en España, en el Reino de Valencia y en las Baleares, se inició en 1978, cuando, se le dieron, muchas más competencias, a Cataluña y al País Vasco, por lo que todos sabemos y no voy a repetir aquí.
Suarez, Psoe y luego, lo culminó el PP, dieron alas, a quienes, solo pretenden resquebrajar España y luego, seguir conquistando territorios, como si aquí, en Valencia no tuviéramos nada que decir. Se les ha permitido demasiado y de aquellos barros, estos lodos, nauseabundos, que estamos soportando todos, catalanes, incluidos.
Este, año, las circunstancias, no eran las mismas, la situación caótica de Cataluña, nos marcaba el camino, a los valencianos. Por la mañana ya, las ganas de plantar cara, estaban en el ambiente.
Ellos, no se lo esperaban y reaccionaron, con violencia también, saben que si reciben, moldearán a los medios a placer, pues, estos, están, totalmente corrompidos, gracias a las suculentas subvenciones, que reciben.
No seré yo, quien defienda, la violencia, pero si vas a un sitio, a ciscarte en sus muertos, pasa lo que pasa, que te vas calentito y con el rabo entre las piernas. Si sacas un trapo y se lo plantas en la cara, a quien ama, la Real Senyera, puede y digo, puede, que, menos guapo, te digan de todo.
Habrá, un antes y un después, del 9 de octubre de 2017, eso seguro, si quieren volver, el año que viene, que sepan, que han despertado, a la bestia dormida y que tiene ganitas. Ya no engañan a nadie.
¿Me llaman “facha” por defender a los míos? Bienvenida sea, la tan manida palabreja.
Como valenciana, sé de donde vengo y adonde voy, nos han abierto los ojos, ojala, no volvamos a cerrarlos.
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