Que buenos vasallos si tuvieran buen señor o señora
Jamás pensé que los
españoles fuéramos capaces de dar una lección de democracia como
lo estamos haciendo, en estos momentos.
Tiempos locos, de
mamarrachos sueltos, de una ingeniería que no podemos dominar,
impuesta, escandalosa en su obscenidad, que nos empuja a salir a la
calle a gritar a pleno pulmón que queremos unas elecciones ya,
libres de tanta inmundicia que nos está cayendo encima.
Un gobierno impuesto, con
casos de corrupción tan grandes que sonrojarían a cualquiera menos
a ellos, han tumbado otro gobierno, igualmente con corrupción y
ambos se burlan de los españoles día sí y día también. Somos
personas que solo queremos que el que gobierna, lo haga con altura de
miras, corrección y ganas de trabajar por y para los españoles.
Quimera que vemos lejos,
habida cuenta de la morralla que ahora nos gobierna, postureo y
cambio de opinión a la primera que se les presenta.
Vayamos por partes, una
primera dama, de pasado escandaloso, que parece que ya viene
resabiada en el noble arte de acaparar subvenciones y de gastar nada
más instalarse, porque sí, porque ella lo vale y punto. Un
presidente figurín que miente más que habla y ahí está la
hemeroteca para dar fe de lo que digo. Ya tienen lo que querían un
sueldo para toda la vida y a vivir del cuento, al que no le guste que
se chinche. Como el anuncio de Nescafé solo que lo pagamos todos.
Una pandilla de ministros
donde algunos nos sacan los colores, pero sería muy largo de
analizar uno por uno y merecen los cien días de cortesía, aunque
sepamos que nos va a doler fijo y sin anestesia.
Unos compañeros de
viaje, que si te pones tonto te dan una paliza o algo peor,
populistas y separatistas, lo mejorcito de cada casa, que Dios nos
pille confesados a todos. Porque si se lían a guantazos, fijo que lo
pagamos nosotros que no tenemos ninguna culpa.
Un panorama desolador que
no ha salido de unas elecciones y que se nos ha impuesto a golpe de
juegos políticos de alto nivel y bajos fondos. Las cloacas del
Estado se han abierto y el olor a traición recorre el Reino y no es
Dinamarca.
Así las cosas, el
español que no está lobotizado, sabe la que se nos viene encima, lo
ha vivido antes, de pasado doliente muy reciente, con una economía
por los suelos y un paro brutal, tenemos miedo de que vuelva a
repetirse y a ver quién nos salva ésta vez.
El norte chantajeando,
como es habitual en ellos y el este a punto de saltar por los aires
en Cataluña, donde la guerra en la calle, amenaza con convertirse en
un conflicto de proporciones descomunales para los catalanes y para
el resto de España.
Una lengua, el español,
que se está prohibiendo en regiones de España, consiguiendo niños
y jóvenes analfabetos, que cuando tengan que competir no podrán
porque harán faltas de ortografía o se quedarán callados en las
entrevistas. Alucinante que esto se haya permitido por los sucesivos
gobiernos que han mirado hacia otro lado. Demencial en cualquier país
menos en España que somos diferentes.
Ahora mi solución para
ir terminando, ya saben que no me gusta hacerlo largo. Un Gobierno
fuerte, cohesionado, patriota, con firmes convicciones de lo que
somos, de donde venimos y a donde queremos ir. Sin complejos absurdos
por un pasado que fue glorioso, contentos con lo que hemos logrado y
decididos a crecer todos juntos como pueblo, cada uno con sus
características que nos diferencian pero, a la vez, nos unen.
Una España moderna,
dispuesta a presentar batalla contra quien quiere destruirla, gente
sana trabajadora, hermana, solidaria, cosmopolita. Lo contrario de lo
que quieren nuestros dirigentes de ahora, les gusta aborregar a
nuestros hijos, corromperlos en las aulas con leyes para mí
depravadas, lo que nos obliga a defender a nuestros niños de tanto
loco suelto. Nos quieren sometidos, doblegados y no podemos
consentirlo, porque asusta más la inercia de los buenos, que la
actuación continuada de los malos, al menos a mí.
Recobrar los valores
perdidos, incorporando situaciones nuevas, pero con respeto.
Enseñando a ser libres a nuestros jóvenes a no dejarse manipular,
educar mujeres y hombres sanos de mente, abrir horizontes, pero con
precaución, primero los de casa y luego los demás, no es egoísmo
es responsabilidad.
Remar todos a una,
eliminando a aquellos que se creen superiores con derecho de pernada,
educación, educación y si todo falla, más educación.
Esta es mi receta,
utópica lo sé, pero esperanzadora, no podemos permitir ni un día
mas que nos pisoteen, si lo hacemos, seremos tan culpables como
ellos.
Y recuerden los partidos
se ganan en el campo, no en los vestuarios, ni en las redes sociales,
advertidos estamos.
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