Los padres, educan, la escuela imparte conocimientos.




Los padres, educan, la escuela imparte conocimientos.

Hay épocas, en las que parece, que solo ganan los malos. Que todo, se ha dado la vuelta y que, hasta los niños, en las escuelas, desde bien pequeños, son adoctrinados, sin miramiento alguno.

¿Qué hace, que un padre, trague con carros y carretas, cuando el Estado, a través de las autonomías, le mete ideas extrañas a sus hijos, en su tierna cabecita? pues, posiblemente, elija, el daño menor. Me explico, sé que a mi hijo, le mienten en el colegio, pero si cuando llega a casa, se lo digo, vuelve al día siguiente y monta el pollo, lo suspenden, o le toman manía y le hacen la vida imposible, por tanto, callo y trago.

Estando así las cosas, lo que recorre los colegios, de la Comunidad Valenciana, con total impunidad, es la Gestapo, tan letales como ellos y sumamente, peligrosos. Con el consentimiento, de un pueblo dormido, que ya, ni es capaz de defender, a su infancia y juventud, de quienes los necesitan, para luego, hacer con ellos, lo que les de la gana, como borregos, al matadero.

El daño, que se le ocasiona a un niño, es casi irreparable, porque años y años, sin enseñarle a pensar, por si, mismo, genera, a posterori, mujeres y hombres, incapaces de decir, que no, ante cualquier explotación, o injerencia en sus vidas.

Los padres, han delegado responsabilidades, como la de educar y es, entonces, cuando la escuela, asume esa función, sin que nadie se rasgue las vestiduras. Si los que enseñan son unos resentidos o bien, grandes ignorantes, trasmitirán esto a los niños.

En las comunidades, donde hay otra lengua, además del castellano, como es nuestra comunidad, el riesgo, es aún mayor, cuando, ésta, sirve como instrumento imperialista, de aquellos, que tienen complejo de Napoleón.

En las escuelas valencianas, se enseña una historia del Reino de Valencia, plagada de mentiras y medias verdades, en una lengua, que no es la nuestra, sino, un engendro, mal llamado, catalán.
Muchos padres, sabedores de este ataque flagrante, a nuestras señas de identidad, callan, unos, por miedo, otros, se sienten impotentes y su rabia, no encuentra eco, en una sociedad adormecida y permisiva. Mientras, la cultura de un pueblo, como el valenciano, se ve arrastrada al fango, por quienes, no aprobarían ni un simple test.

Es como, si ya, hubiéramos tirado la toalla y aquello que es importante, pasara a segundo plano, nos hemos hecho egoístas y lo pagan las pobres criaturas. ¿Que les enseñan basura? Pues, miramos para otro lado y cuando salen al mundo y tienen que partirse el cobre, con jóvenes, de otros países, más sensatos que el nuestro, pierden, porque, sencillamente, no están preparados.

Al paso que vamos, no hará falta aprobar nada, para pasar de curso, solo con asistir, será suficiente, premiando al vago y señalando, con el dedo al inteligente y trabajador, aquel que ávido de conocimientos, cuestiona todo. Será un proscrito, dentro de una clase, de mínimos. Mientras hagas, lo que el adoctrinador, de turno quiere, todo estará bien.

Y ahora viene lo difícil ¿cómo revertir este proceso que se extiende, cual macha de aceite? Pues, bastaría, con que, los padres, volvieran a tomar las riendas, que el colegio, no tuviera tanto protagonismo, en las vidas de los chavales.

Los colegios, deben enseñar conocimientos, dar las herramientas a los niños y jóvenes, para que se formen librepensadores, que cuestionen todo, sin perder el respeto a la autoridad, por supuesto, que el profesor, no sea tu amiguete, sino, alguien preocupado por tu futuro, cuya misión, es abrirte puertas al mundo y guiarte, mientras ensancha tus horizontes.

Los padres, no pueden entregar a sus hijos al Estado y desatenderse de ellos, un niño, no pertenece a nadie, pero desde luego, a los tarugos, que nos gobiernan, menos.

El sábado seis de mayo, los colegios concertados, en Valencia, se manifiestan, porque el conseller Marzá, quiere escuelas públicas, lo privado, le da urticaria. No sabe, que estos colegios, también han sucumbido al catalanismo, pero como buen, totalitario, quiere tenerlo todo, atado y bien atado
¿La culpa,? el vil metal, que cuando vemos, que no llega, somos capaces hasta de arrodillarnos y pedir clemencia y así nos va. Si los colegios, no lo necesitaran, serian libres y quien es libre, vuela.
La Educación, al igual que la Justicia, no debe estar en manos de políticos, porque estos, siempre barren para casa, sin importar, el daño que puedan ocasionar.

Señores, por nuestra infancia y juventud, no bajen la cabeza, queremos seres libres, no esclavos, niños, que serán adultos bien formados, si nosotros, hemos hecho bien, los deberes.

Por ellos, digan basta, alto y claro.

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