Las ratas desembarcan en Valencia.
Para comprender lo que toleramos los
valencianos el día 9 de Octubre por la tarde hay que vivirlo, todo
lo que te cuenten, se queda corto.
Pero ésta vergüenza que
nos infringen tanto Psoe como PP, lleva décadas pasando y lo hemos
permitido porque no somos un pueblo violento, muy al contrario
pecamos de inacción y dejadez con nefastas consecuencias.
Otros años he asistido
al aquelarre independentista pero casi de lejos, de pasada, éste año
ha sido mi bautismo de fuego y me he quedado horrorizada.
Primero porque a los
valencianos que ésa tarde salimos con nuestra senyera a defender
Valencia de las hordas catalanistas, se nos trata por parte de la
policía nacional poco más que como delincuentes peligrosos a los
que hay que contener, cosa que todavía nos encabrona más porque es
inaudito.
En cambio, a los
violentos los protegen como oro en paño, no sea que hayan tortas y
se vayan calentitos a casa. Te dicen que es por tu bien porque te
superan en número y son capaces de lincharte, cosa que a tenor de lo
que vi pasar por la calle Colón es altamente probable.
Pero volvamos a la chusma
que éste año desembarcó en la estación de Renfe, si tuviera que
definirlos de alguna forma les llamaría “zombis” sin cerebro
alguno y sedientos de sangre. Ríos de gente en su mayoría joven que
dicen que vienen a traernos “democracia” a los valencianos y a
salvarnos del “fascismo”, esto te da una risa floja hasta que
recuerdas que los traen con dinero que pagamos todos los españoles.
Son tan incongruentes que
se ponen brazaletes como hacía Hitler y se tapan la cara cual
matones de tres al cuarto, es más éste año han escupido y vejado a
una persona que solo hacia su trabajo, mujer para más inri.
Así que estos seres
pacíficos en apariencia, sin oficio ni beneficio se pasean impunes
por las calles de Valencia con gritos pasados de moda y banderas que
deberían estar en el cubo de la basura por rancias y fuera de
contesto, solo porque quieren salvarnos del salvaje capitalismo y de
nosotros mismos que somos unos tarugos infantiles.
Eso sí, todos con su
móvil de última generación, que para eso paga papá o mamá ya que
ellos a lo de trabajar le tienen alergia.
Los ves pasar impotente y
rodeada de policías que contienen tus ganas de explicarles cuatro
cositas así que te dedicas a gritar, sabiendo que ellos son más y
les ampara la ley de poderse manifestar y ciscarse en todos nosotros.
Así están las cosas,
donde el bueno es apartado y el malo campa por sus fueros sabiendo
que sus fechorías quedaran impunes gracias a gobiernos blandos e
ineptos.
Viene pasando desde hace
más de treinta años, pero los valencianos no tenemos valor de
montar un año la de San Quintín y salga el sol por Antequera, así
somos “meninfots” levantamos los hombros y decimos, total solo es
una tarde luego esta gentuza se va a su casa y hasta el año que
viene.
Bien es cierto que ellos
tampoco sacan nada, se van insultados y sin haber convencido ni a
uno solo de nosotros, pero duele verlos pasar porque amas esta tierra
y sabes que si tú no la defiendes, nadie lo hará.
Tengo la esperanza de que
un año los valencianos demos por fin el Do de pecho, saquemos
nuestro orgullo y barramos de ésta tierra a tanta rata inmunda.
Mientras tanto debemos analizar con frialdad los hechos para obrar en
consecuencia, pedir respeto y si no nos lo dan quienes dijeron
defendernos, lo tendremos que exigir alto y claro, de lo contrario
nos esperan días muy lúgubres.
“Los
fascistas del futuro se llamarán a sí mismos antifascistas”
Churchill
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