Más madera, es el Debate




Día veinte de septiembre, del año del Señor 2016, entro en el recinto, veo un señor, con papeles en la mano, dicen que es la máxima autoridad, me acomodo y me dispongo a escuchar.

Se encara al micrófono y dice: “Valencia va bien, en un año, hemos hecho lo que la Oposición en veinticuatro y nos ha quedado una ciudad, niquelada. Las madres pasean por unos barrios limpios, con jardines, que, ríete tú de Versalles, hemos ahorrado una montoná, la deuda ha bajado y ahora la pagamos en el segundo sótano, los pobres que no pueden comer, porque recibían comida a través de intermediarios, ahora podrán comer, bueno, cuando empecemos a dar la ayuda, mientras, que hagan ayuno, que es muy beneficioso para el organismo. Han venido cantidad de inversores, les hemos llevado a comer una paella y arreglado. El balcón de mi casa que, antes era particular, ahora es público, como los demás.

Hemos restaurado edificios, vamos a comprar muchas viviendas, la educación en barracones no existe, es una leyenda urbana, de la derechona rancia.

Yo voy por la calle y me saludan, los ancianos, los niños se cuelgan de mi pierna, hemos creado el modelo de ciudad “guay del paraguay”. Mi equipo y yo, nos sentimos muy orgullosos". Tanto, que al bajar del estrado, todos se abrazan y lloran de emoción, cantando el “We are the champions”.

Al fin, he conseguido cerras los ojos del pasmo, al escuchar a este personaje, tres cuartos de hora para halagarse, él y su cuadrilla, sin despeinarse, por cierto.

Luego se levanta una chica muy mona Sandra y dice, que ella pasea desde su casa y saluda a sus vecinos, con alegría y que estos le devuelven el saludo, con una gran sonrisa, de lo contentos que se sienten, con las reformas hechas en su barrio y en todos los barrios de la capital, hasta que llega, al otro punto de la ciudad y se vuelve por donde ha venido.

Después, se levanta otro y otro y otro. Por fin, le toca el turno a los malotes, que nada ven bien, de las obras tan maravillosas del señor que ha hablado y va y le dan hasta en el carnet de identidad, mientras éste recostado en su asiento, hace gestos raros. En mi humilde opinión, les faltó fuelle, hay que atacar, tocado y hundido, como los barcos. Dicen que son, la Oposición, no sé, si ellos lo dicen, así será.

Pero lo mejor está por llegar, el público, o sea, usted o yo, tenemos tres minutos para hablar, en esta casa de todos y toma la palabra, una señora, presidenta de la Asociación de Vecinos Polo y Peyrolón y le dice al hombre de negro, las verdades del barquero y a la señorita le espeta que: "No sé por qué barrios paseas tú, cariño, porque el mío está hecho un asco y muchos otros, también". Aplausos del concurrido público.

Oír al Alcalde decir que todo va bien, cuando la ciudad está más sucia que nunca, las fuentes siguen sin arreglar, llueve y se inundan las cloacas por falta de previsión, hemos rechazado la inversión de 1.500 millones, porque era muy cansado negociarlo, hay ratas como conejos, campando a sus anchas por la ciudad, el Museo de la Seda se rehabilitó con fondos privados y seguimos con una deuda tremenda, es, cuanto menos, para echarse a reír o llorar, según uno tenga el día.

¿De verdad se creen los que nos gobiernan que nos chupamos el dedo, que vamos a escuchar una sarta de mentiras y tragar con ruedas de molino? Puede , que piensen eso, porque nos hemos tragado durante veinticuatro años, mucha quina y ahora saben, que estamos cansados, nos piensan derrotados y solo esperan darnos el tiro de gracia, aquel que acabe con nosotros de una vez, tonto pueblo arrodillado.

El problema de los prepotentes, cargados de soberbia y salvadores de la patria, es que siempre, su ego les ciega, subestiman al enemigo y por ese tremendo error, acaban perdiendo guerras, que ya creían ganadas.
Sres del Tripartito, este Reino nuestro, con tanta historia, que abruma de lo maravillosa que es, no está muerto, sus gentes, aunque hastiadas están más vivas que nunca y no son imbéciles. Dicen que se coge antes a un mentiroso, que a un cojo, dejen de mentirle al pueblo, pónganse las pilas, trabajen de verdad, no de cara a la galería, solucionen problemas reales y no monten saraos, para bailecitos, cuando ese dinero, se necesita en otros sitios.

Cuando voy a un Debate o a un Pleno, quiero la verdad, dicha por gente seria, que se gana la nómina que cobran, no quiero mentiras ni medias verdades. Lo de como van vestidos, que parece aquello un picnic, supongo que es inevitable.

Pero para ver “ficción”, ya tengo el cine, gracias.

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