¿SUSTO O MUERTE?


 

 

¿SUSTO O MUERTE?



El buenismo mata, lo estamos viendo todos los días en una España que ya ni reconozco. Desde nuestros abuelos y padres hasta ahora se ha ido apoderando de la sociedad una lúgubre tendencia a proteger al delincuente y dejar totalmente desvalido al ciudadano y ojo que intentes defenderte que te señalan con el dedo y a la cárcel de cabeza.


Recientemente ha saltado a los medios el caso de “defensa propia” de un anciano de setenta y siete años, que utilizó su arma para defenderse de un atracador que entró de madrugada en su casa.


Pues bien para esta sociedad enferma de progresismo cerril y rancio, la respuesta fue desproporcionada con resultado de muerte para el “presunto” ladrón. Es decir que lo propio hubiera sido dejarse robar e incluso matar para mayor gloria de la jauría perroflautera.


Pero hay más, uno espera que las leyes estén bien hechas para que el colectivo de jueces las apliquen y podamos vivir tranquilos sabiendo que hay un dique de contención, pero resulta que no, la ley está hecha para saltársela y sin duda alguna sea interpretada por algunos jueces como les venga en gana y a placer según sople el viento ideológico ese día.


Es decir que aunque la Ley estuviera bien redactara nos quedaría el resquicio de la interpretación de la misma.


Y teniendo en cuenta que a los jueces los eligen los políticos, la duda nos asalta y reconcome. Ante este caos judicial y despelote político, cabe preguntarse qué debemos hacer si somos asaltados bien en la calle o en nuestro propio hogar.


Particularmente, lo tengo claro defenderme con lo que pueda sin importar que el asaltante resulte herido o muerto, porque como bien dijo alguien inteligente, de la cárcel se sale del cementerio no.


Pero no debería ser así, porque la violencia no tiene cabida si queremos seguir avanzando como seres humanos. Todo aquel que perturbe la paz debe ser apartado dándole la oportunidad de cambiar de actitud. Lo que nos lleva al corazón del problema, no contentos con los violentos autóctonos que los hay, estamos dejan entrar a los de otros países, inundando Europa de personajes que vienen de países tercermundistas con la idea, muchos de ellos, de vivir del cuento y lo que surja.


Que el mundo se va al garete es algo que estamos comprendiendo a base de bofetones a nuestra libertad individual, pero habida cuenta de la cantidad de esclavos modernos dispuestos a dejarse pisar que hay en todos los países la cosa no es para tomárselo a broma.


Sin esclavos no hay amos, así de sencillo y no hay más esclavo que el quiere serlo. Nos queda la esperanza de aquellos que no han sucumbido y que luchan día a día desde las trincheras de la incomprensión y la presión ejercida por aquellos que viven ya instalados en un terror continuo.


Para terminar, si dejamos que una persona se pudra en la cárcel por el mero hecho de defender su casa y a los suyos, estamos admitiendo que cualquier criminal podrá matarnos amparándose en una sociedad decadente, absurda y por ende criminal. El sálvese quien pueda se impone y el llevar un arma parece la única solución, pero eso es harina de otro costal y un artículo nuevo.


Prefiero que mis familiares me visiten en la cárcel antes de hacerlo en el cementerio así de simple.

 

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