LA INFANCIA PERDIDA
Ayer comí con mi familia, ustedes dirán ¿y a mí qué? esperen no sean impacientes. Tengo dos sobrinas nietas, de tres años la mayor y de cuatro meses la bebé. Las miraba, están rodeadas de amor, cuidadas, queridas y sin querer me vino esta imagen a la cabeza.
La lotería de la vida pensé, No son mucho mayores que mi sobrina y ya saben lo que es trabajar duro, a saber cuantas horas y bajo qué circunstancias y condiciones. Lo de jugar, reír, ir a la escuela aprender, llegar a casa dejar la ¿mochila? y ponerse a ver la tele les queda tan lejos como a mí comprender la pobreza en pleno Siglo XXI.
Hay recursos como para que ningún ser humano pase penurias, al menos, que pueda tener sus necesidades cubiertas, pero por la avaricia de unos pocos, la pobreza mundial se perpetua en el tiempo arrastrando al olvido y la miseria a millones y millones de seres humanos.
Por supuesto, no seamos del todo pesimistas, la pobreza en cifras se ha reducido o eso nos dicen las estadísticas ¿podemos creerlo cuando fotos así nos dañan la vista y el corazón? me temo que aún falta mucho para que los niños de la foto acarreen libros, lápices, gomas y no cajas o ladrillos o fabriquen con sus manitas pelotas de tenis o rebusquen en los basureros porque si no lo hacen ni ellos ni sus familias comen.
Es un problema de todos, ya la pobreza infantil está a la vuelta de la esquina, ya en el primer mundo, pasándose a llamar "cuarto mundo", pero da igual el calificativo, debemos tener ojos para ver, puede que detrás de la puerta de enfrente el vecinito que baja corriendo las escaleras no esté bien alimentado porque sus padres han perdido el empleo y les da "vergüenza" pedir alimentos, porque nunca antes lo habían tenido que hacer.
Bajo mi punto de vista la pobreza tiene que desaparecer de todos los países, hoy mejor que mañana y no lo hará mientras la contemplemos a distancia desde nuestros cómodos sillones, sin mover ni un dedo por combatirla.
Hagámoslo por los niños, ellos, esos ángeles, caídos y explotados.
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