LA LUCHA QUE NO CESARÁ
Los ciudadanos no podemos estar en todo, por eso delegamos el gobierno de nuestra ciudad en otros. Y lo hacemos con la inocencia de que lo harán y lo harán bien. Pero nos equivocamos porque la condición humana es muchas veces rastrera y en política más.
En el Reino de Valencia gobierna el PP desde hace más de veinte años porque así lo han decidido la mayoría de valencianos, lo preocupante y lamentable es que no gobiernen para nosotros sino para el partido, con el agravante catalanista que padecemos y combatimos casi los mismos años.
Ayer el presidente de Renovacio Política y yo nos entrevistamos con uno de los campaneros del Miguelete. En unos minutos nos puso al corriente de la mafia organizada que impera en este gremio con el consentimiento explícito del Cabildo al que la cultura valenciana se la trae al pario. No seré yo quien ponga en conocimiento los teje manejes, incluso amenazas recibidas a quienes con cariño quieren preservar nuestro patrimonio.
Lo podréis leer de primera mano por alguien que sufrió el despotismo, el ver como el presupuesto para mantenimiento de las propias campanas se desviaba hacia otros oscuros intereses. Como se las trataba con rehabilitaciones que no eran las adecuadas sin importar lo más mínimo el deterioro o destrozo que se les pudiera causar como así ha sido.
Quien mejor que el que ha vivido estas presiones os cuente amparado por Renovacio Política lo que está pasando.
La Consellería de Cultura obedece a su amo, el dinero que llega de forma continuada de Barcelona, dinero que se roba a los propios catalanes que podrían utilizarlo para otros fines.
Afortunadamente, somos muchos los que estamos pendientes, los que peleamos por salvar nuestra maravillosa cultura, rescatando para las generaciones venideras lo que sus antepasados hicieron, con tanta devoción y esta lucha sin cuartel a la que cada año se apuntan más personas no cesará, hasta que el último catalanista sea erradicado de nuestro Reino y se encamine con el rabo entre las piernas hacia la destrucción y el anonimato.
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