ETA
ETA la sinrazón de una
banda de asesinos.
Intentaré escribir con
objetividad, de un tema doloroso y que hoy en día, gracias a la
bajeza de algunos, se está tratando con una frialdad que hiela el
alma.
Los que tenemos más de
cincuenta y peinamos canas, hemos asistido a asesinatos, secuestros,
miembros amputados, miedos y abandonos de la ciudad que te ha visto
nacer y nos preguntamos con angustia ¿qué se ha explicado en
colegios y universidades sobre ETA? una banda de asesinos a sueldo,
que durante años sembraron el terror en España, lo que ahora sería
ISIS y que, de momento, no matan, porque han sacado jugosas
contrapartidas, como que salgan los carniceros a la calle, para
vergüenza de los españoles y gente de bien.
Porque, a tenor, de lo
que una lee en las Redes Sociales, algunos de treinta y cuarenta,
ven, ahora, a estos desgraciados, como una banda de pistoleros
románticos, matando y secuestrando por pura libertad política,
mentira, uno siempre escoge y matar no es la elección más adecuada,
por mucho que te insistan en que estás siendo oprimido.
El terrorismo, como su
nombre indica, se basa en ir sembrando el terror, para doblegar la
voluntad de los ciudadanos. Una vez, instalado el miedo, se piensa
que el chantaje está servido y si además te enfrentas a gobiernos
débiles y acomplejados, el guiso de la sinrazón, está más que
preparado para ser degustado en el plato de la ignominia.
Algunos se justificarán
diciendo, que la policía torturaba y asesinaba a los suyos y, por
tanto, defenderse asesinando era la única opción, no seré yo quien
niegue esas acusaciones de tortura en tiempos de la dictadura
franquista y aún así la violencia no es opción ¿pero en
democracia? ¿qué excusa había, para seguir matando o poniendo
bombas, la independencia absurda sacada de las palabras de un
indigente intelectual como Sabino Arana?
Más de ochocientos
asesinatos, algunos sin resolver a día de hoy, cientos, miles de
víctimas, porque no es víctima solo quien fallece, sino sus
familiares. ¿Cómo explicar a unos niños que sus padres han sido
asesinados por quien ni los conocían? Las personas que han tenido
que enterrar a sus padres, hijos o hermanos. Madres llorando a sus
pequeños o acunándolos mientras morían. Padres sacando del coche a
sus hijos destrozados por una bomba, maridos enterrando a sus mujeres
embarazas..
La lista es interminable
y nada, insisto nada, justifica el terrorismo, hay alternativas y si
no las hay, se buscan, pero utilizar la violencia para solucionar
problemas, es de miserables y cobardes.
Cada vez que la zarpa del
terror se cernía sobre nosotros, todos moríamos un poco, todos
éramos familia y llorábamos esa pérdida. Los españoles hemos
salido a la calle, protestando a gritos, contra quienes nada oyen
porque el odio los ha hecho sordos y ciegos.
Humanos defectuosos a
quienes matar y torturar les da placer, les hace sentirse
importantes, disparan a la espalda, a la nuca, mostrando una cobardía
que muchos ya adivinamos, no pueden mirar a sus víctimas a los ojos
y si lo hacen, es porque no ven nada, cegados por un odio inyectado
en vena. Torturadores psicópatas, escoria, ratas de alcantarilla a
quienes se les ha lavado el cerebro porque, sencillamente, ni lo
tenían.
Las sociedades deben
luchar contra toda violencia, venga esta de donde venga, del Estado o
de grupos armados, tolerancia cero, ante aquellos que se creen dioses
y piensan que matar al prójimo está bien, siempre que obedezca a
sus propios intereses.
Enseñar a los jóvenes
que hay grupos criminales, buenos y malos es hacernos un flaco favor
a todos. Educar en el respeto y la tolerancia es la única garantía
de convivencia pacífica y les aseguro que yo no quiero otra.
Si los buenos callamos y
permitimos, estaremos faltando a la dignidad de las víctimas de ETA,
que, es tanto, como decir, que su muerte fue en vano. Al menos,
tenemos que hacerles justicia, pedir cadena perpetua para delitos de
terrorismo, dar la espalda a quienes apoyen a los etarras o los
justifiquen y no volver a permitir que ocurra, poniendo todos los
medios humanos y materiales para luchar contra el terror, sea
autóctono o importado.
Protejamos a los nuestros
de las alimañas del bosque, que no nos sintamos impotentes y llenos
de rabia, nunca más, ante la pregunta inocente de un niño: ¿Donde
están mis padres?
Dedicado a C, porque tu
dolor, fue y es mi dolor.
Comentarios
Publicar un comentario