LOS NIÑOS PRIMERO
De custodias compartidas
y egoísmo.
Hoy voy a escribir sobre
padres, madres y abuelos, porque se lo prometí a una abuela
angustiada, que sigue en su lucha por recuperar a su nieta.
Porque los padres, ya
sean ambos, o por separado, olvidan que los hijos no les pertenecen,
los han traído a este mundo, indudablemente, pero no son de su
propiedad. Esta abuela, vio como las distintas administraciones,
fallaron en sus sucesivas actuaciones y permitieron que su hija, se
llevara a su nieta a México y viviera con ella en unas condiciones,
peligrosas para la menor. Desesperada llamó a todas las puertas, a
los Medios de Comunicación, hasta Ana Rosa Quintana se interesó por
ella y por su lucha, pero el amor de unos abuelos y la dejadez y mala
fe de una hija, se unen en una historia con un final, aún por
determinar y donde la menor es la más desprotegida.
Sé que escribir estas
cortas líneas, no sirve de nada, tan solo, que ellos sepan que su
lucha es comprendida y compartida por más gente, para que no dejen
de luchar, porque su nieta es parte de ellos y merece una vida digna,
saber que es querida y que alguien la busca, porque no la ha
olvidado, ni lo hará nunca. Vaya por delante, mi admiración, hacia
todos los padres y abuelos coraje, cuyo amor traspasa todas las
fronteras, que no se rinden, que contra el vacío pelean como jabatos
y nos dan lecciones de integridad y tenacidad.
Todos recordamos la
historia de María José Carrascosa, un caso lleno de luces y
sombras, que ha tenido a una madre encarcelada muchos años en EE.UU,
por no querer entregar a su hija, actualmente la Generalitat tiene la
custodia, si no me equivoco, no voy a entrar en detalles, pero me
alegré al saber que iba a ser excarcelada.
Tener un hijo, debería
ser un acto, buscado y meditado, pero, por desgracia, no es así, en
múltiples ocasiones. Llega el niño y es una absoluta lotería.
Puede que sea un niño deseado y por tanto, aunque no hayan lujos,
habrá amor y ternura, ingredientes más que suficientes, para su
perfecto desarrollo físico e intelectual.
Pero, si no es deseado, a
veces, se convierte en un estorbo o juguete, en manos de padres
irresponsables, incapaces de mirar antes por el hijo que por ellos
mismos, por tanto, incapacitados para enseñar y cuidar.
Nuestra sociedad es muy
permisiva, al respecto y solo actúa cuando el problema, ya es muy
grave, con gran riesgo para el menor. Volvemos al tan manido: “Ya
se apañarán” y cerramos la puerta de nuestro hogar, con la
indiferencia instalada en nuestros corazones, con nuestros problemas
vamos sobrados.
Sin embargo, la figura de
los abuelos, ya sean maternos o paternos, cobra importancia, en
muchos casos, cuando los padres fallan. Hay incluso, sentencias, que
obligan a pagar la manutención a los nietos. Abuelos que sufren la
indiferencia de sus propios hijos y contemplan impotentes como esos
nietos, tan queridos, son desatendidos, con riesgo de muerte, o
enfermedades graves. Pero cuando intentan entrar en acción, se
encuentran con muros administrativos, un pasarse la pelota de unos a
otros, mientras, el menor, corre el riesgo, incluso, de que lo saquen
del país y desaparezca de sus vidas, sin posibilidad de
recuperarlos.
Su lucha es silenciosa, a
no ser que puedan hacer ruido y molesten, de lo contrario, ni nos
enteramos. Los niños, al igual que los ancianos y algunas mujeres,
son las piezas más débiles de este cruel ajedrez que es la vida y
corresponde al Gobierno de turno, legislar las leyes que los
protejan, hasta de sus progenitores, si fuera necesario, en el caso
de los menores.
No me cansaré de
repetirlo, como trabajadora social que soy, hemos de tener las
herramientas humanas y materiales adecuadas, para que ningún niño
quede en manos de padres o tutores irresponsables, facilitar que sean
adoptados, cuidados, que no pasen penalidades y agilizar trámites
largos y tortuosos, que paralizan actuaciones urgentes.
Que una abuela no tenga
que viajar a México tras los pasos de una hija, mala madre, que en
su huida a ninguna parte, ha arrastrado a su hijita de corta edad a
un futuro incierto.
Dedicado, con todo mi
cariño, a María Vidal Alberola, cuyo e-mail es
mariadelaluna1@yahoo.es
por si alguien quiere saber más de esta historia de fallos de la
Administración o desea ayudarla.
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