El Ayuntamiento de Valencia, o el hotel de los líos.

El Ayuntamiento de Valencia, o el hotel de los líos.

Insisto, en que el Tripartito, hace aguas, aunque ellos, se empeñen en darnos una imagen idílica y bucólica, saliendo del Botánico, cogidos de la mano. Si Cavanilles levantara la cabeza y viera tanta hipocresía, tanta careta puesta...en fin.

No llevan ni dos años de gobierno y cuando miras sus caras, en los plenos, tan solo ves hastío y mala leche, a partes iguales. Pero, así es la lotería de los pactos, que envía a los escaños, a quienes tan solo, deberían quedarse en casa, por irresponsables, porque, sencillamente, el cargo, les viene demasiado grande.

No saben gobernar, ojo y no estoy defendiendo, a los anteriores, de cuya corrupción generalizada, tardaremos mucho, en recuperarnos.

Tan solo, salvaría de la quema, al concejal de Hacienda, puesto que parece, que tiene ganas de trabajar y lo está haciendo bastante bien, igual es que se parece mucho, a un ex novio mío, no sé.

Bromas aparte, el Ayuntamiento, es el hotel de los líos, porque se ha hecho un pacto, contra natura. Los de Compromís van a saco, con el tal Grezzi como Atila, le da igual, cuatro que cuarenta, si pudiera, nos subiría el carril bici a casa, un despropósito de hombre, que está haciendo mucho daño, a la economía valenciana, en su conjunto y por ende, a nosotros, los ciudadanos.

Un alcalde, que monta en cólera, porque no le dan los dineritos que él esperaba y el pueblo, que es sabio, le ha contestado, que, para gastarlos en sus amigos catalanistas, mejor que no se lo den. Al menos, nos ahorramos la bronca y la mala leche que ello, nos produce.

Porque sí Sr.Ribó, usted nos desprecia, con el desprecio del prepotente, que se cree en posesión de la verdad, tampoco esperábamos mucho de un señor de Manresa, ya sabe, la cabra siempre tira al monte y no, no le estoy insultando, utilizo el refranero español, en cualquier caso, la que se quejaría, sería la cabra.

Y nos tienen más que hartos, creando problemas donde no los había, solo por el noble arte, de tocarnos las pelotas, que eso, ustedes, lo saben hacer muy bien.

Accidentes, atropellos, quejas, malas caras, entre los ciudadanos y ustedes de campo y playa, como si la cosa no fuera bastante grave. Restaurantes, que ven peligrar su negocio, otros, que ustedes han cerrado, por "huevos", como dice el concejal Galiana. Y, si al menos, fueran tan graciosos como los hermanos Marx, pero, ni por asomo.

Y asistimos a manifestaciones, una detrás de otra, por falta de pago a centros de ocupación de discapacitados, por querernos meter por narices, un idioma que nos es el nuestro. Padres, hartos de que adoctrinen a sus hijos, hablándoles de guerras civiles, que ni les va, ni les viene, a los pobres críos. En fin, tanto despropósito, que es difícil de digerir. De Marzá, no hablo, porque, cada vez que se nombra, muere un angelito fijo.

Van a hacer bueno al PP y mira que eso es complicado, pero las viejas tácticas, de hacer millonarios a los amiguetes, nunca mueren, por lo visto. Millones y millones, para chorradas varias, que le importan, a un ocho, o diez, por cien, de toda la población.

Y ahora, el día veintinueve de abril, llegan sus hermanos del norte, a manifestarse en nuestras calles, como si vinieran a tierra conquistada y nosotros, que tenemos horchata en las venas, en lugar de sangre, los dejamos hacer, sin  montar el pollo y salga el sol por Antequera.

Los noto, muy crecidos, pisoteándonos, día sí y día, también, algo que el Gobierno Central, también hace, así que estamos, hasta los mismísimos, de unos y de otros.

Solo queremos, decencia, honradez, coraje, buen hacer, amor a lo nuestro y nos encontramos, ineptitud, rencor, irresponsabilidad, pocas o nulas ganas de trabajar y para postre, caos.

Si por mí fuera, mañana mismo, estaban pasando ustedes por los tribunales a dar la cara, del dinero que están malgastando, por no decir una palabra más fuerte. Y más de uno, o dos, desfilando hacia la trena.

Pero no lo verán mis ojos o sí ¿quién sabe? Mientras, a luchar por y para la patria, los traidores, al cubo de la basura, ese es su lugar, sin duda.