INFANCIA SIN BARRERAS



POR UNA INFANCIA SIN BARRERAS

Hace más o menos treinta años, los niños con discapacidad no existían, no para la sociedad, que no los veía o no quería verlos, condenándolos a quedarse en casa o a salir a la calle soportando miradas indiscretas. Estos niños crecieron al amparo de sus familias que procuraban darles las mayores comodidades posibles sin recursos y con mucha constancia y amor.

A medida que España fue avanzando en políticas sociales, este colectivo se hizo más visible y con ello la necesidad, en el caso de niños y jóvenes de integrarlos en las escuelas, para que reciban la misma enseñanza que todos.

A día de hoy muchas familias en toda las Comunidades luchan a brazo partido porque las distintas leyes de educación contemplen en su totalidad esta integración y lo que es más importante doten de medios humanos y materiales a todos los colegios, para que llegado el caso apliquen estas políticas sociales sin mayor problema.





Desgraciadamente cuanto menor es un colectivo, menos presión puede hacer y es por ello que en Valencia y no es el único ejemplo una madre de Lliria lleva más de trece años peleando, pateando instituciones, yendo de la ceca a la meca para que la ley se cumpla y a su hijo se le den todas las herramientas posibles,  para su desarrollo, tanto en su casa, como en el colegio, siempre, teniendo en cuenta las características de cada niño. Pero muchas veces se encuentra con la negativa de aquellos que tienen la obligación de aplicar la ley y que, sin embargo, no lo hacen, o bien por dejadez o porque, sencillamente, no les da la gana. No es la única madre que no cesa en esta lucha sin cuartel, por desgracia, es el pan de cada día en muchos hogares que ven como la ayuda, no llega o llega demasiado tarde.

Esta pelea del día a día no tendría que producirse si las instituciones encargadas de ello hicieran bien su trabajo o si las leyes contemplaran en su totalidad la integración de estos niños en las escuelas y no tratara el tema de pasada, dejando en el aire demasiados flecos.

Desde Renovacio Política, trabajamos para apoyar a estos padres en su lucha diaria, porque comprendemos que la sociedad está formada por personas, no por números, que los niños son niños y hay que protegerlos y educarlos con todas las herramientas a nuestro alcance.

Renovacio Política Burjassot está apoyando a los grupos más desfavorecidos, escuchando sus necesidades y analizando con ellos las propuestas más adecuadas para cubrir sus necesidades del día a día.

Porque los ciudadanos queremos políticas sociales claras y que lleguen al pueblo adecuadamente, sobre todo a aquellos que no pueden defenderse por si mismos. Que las peleas de los padres contra la Administración cesen y que las vías para acceder a las ayudas no sean “Vía Crucis” para los tutores o los propios niños, o ancianos.


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