¿Por quién doblan las Campanas?
Bonita película, que,
sin embargo, en Valencia, nos trae de cabeza, ante la nueva medida
tomada por el alcalde. ¿Quizás doblan a muerto, políticamente
hablando? Puesto que, no gobierna para todos y eso, en política es un suicidio.
Porque ustedes me dirán el alcalde pasará, quizás recordado como el peor alcalde de Valencia y las campanas seguirán ahí, empeñadas en
recordarnos su historia de otros tiempos, con su alegre y a veces ceremonial sonido.
Tiempos grandiosos y
miserables, que para todo servía el repicar, ya que se utilizaban
para múltiples usos hace cientos de años. Pero ahora, resulta que molesta
su música. Algunos que ya vamos siendo mayorcitos, recordamos una
Valencia campanera y alegre, nos gustaba, te indicaba las horas o si había
misa, por no hablar de ese volteo festivo, anunciando una de
nuestras tradiciones, da igual cual.
Pues de todo ello nos
priva el alcalde, suponemos que por ser republicano y detestar todo
lo que a Iglesia se refiere, aunque la excusa esgrimida haya sido cumplir con la normativa, a saber, cual es la verdad.
Salvando las distancias,
porque el escritor, le queda grande al alcalde, mi madre me cuenta,
como Blasco, impidió que unos milicianos quemaran la iglesia del
colegio de los Escolapios, en la calle Carniceros. Pero Blasco era un
gran hombre y el alcalde no. Lo sé, no es lo mismo pero se empieza por prohibir toques de campanas
y no se sabe donde frenar.
Así las cosas,
deberíamos rebelarnos y que la Iglesia, diera orden de que un día
cualquiera, todas las campanas repiquetearan a la vez, como señal de
protesta, para demostrar al gobierno de turno, que gobernar de
espaldas al pueblo, es nocivo, muy nocivo.
Cuando pienso, por qué
tenemos el alcalde que tenemos, me acuerdo de los pactos a traición
que se hicieron después de las elecciones y de como el PSOE colocó
en muchos ayuntamientos, a personas que no están preparadas para
gobernar. Valencia, es buena prueba de ello, ya que día a día, se
ven vulneradas, nuestras tradiciones, sin que nadie mueva ni un dedo.
Vamos sumando, bofetada
tras bofetada y aún así bajamos la cabeza, sin saber, que vivir de
rodillas es muy incómodo y no conduce a nada. Pero este alcalde,
supongo, que, como cualquier otro, se ha rodeado de un grupo de
palmeros, que le hacen la ola y le aplauden las gracias, mientras,
nosotros a pie de calle, nos desesperamos.
Gente que odia a la
Iglesia Católica, con todas sus fuerzas y en ese odio visceral,
arrastran cualquier vestigio de dignidad, embarrándose en complejos
de inferioridad, de difícil cura.
Pues mire, a mí me molestan los conciertos de Raimon, pero no puedo prohibirlos, ni dejar de darle, los más de 400.000 euretes, que se ha llevado calentitos el cantautor.
Campanas no, pero magas
estrafalarias y de dudosa reputación, sí. El despotismo está
servido y quienes lo padecemos, contamos los días para que haya
próximas elecciones municipales, por si, como dijo el valenciano
universal, gran escritor, podemos quitarnos esta lepra de encima.
Lo más gracioso, es que
la excusa ha sido, que el volteo molesta a los vecinos, o se pasa de
decibelios, tengo mis dudas, pero cualquier cosa vale para ejercer el mandato
a golpe de “aquí mando yo” ¿les suena? Si, como en la época
de Franco, lo que nos indica, que no hemos adelantado nada, seguimos
bajo la bota, del opresor de turno.
Esto, es solo una pequeña
muestra, de lo que nos espera, en estos dos años. El primer bofetón,
nos vino con nuestra “Real Senyera”, a la que se le impidió
entrar en la Catedral, “per collons”, los del señor alcalde,
ahí, algunos, ya vimos lo que se nos venía encima. Otros vendrán,
que bueno te harán, así reza nuestro refranero y a tenor de los
acontecimientos, tiene razón.
Y si, al final, de este
artículo, te preguntas ¿por quién doblan las campanas? Yo te lo
digo, están doblando, por ti, valenciano.
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