LA FRAGILIDAD.

¿Por qué somos tan frágiles? Tememos la novedad, ya que en la seguridad de lo cotidiano, nos reconocemos, abrazamos monotonías por el simple hecho de que la libertad nos asusta. Ser libre es haber comprendido la grandeza de lo que la vida puede depararte y no estoy hablando de la libertad del cuerpo sino de la del espíritu.

Pero para comprender la magnitud de esta libertad, primero has debido formarte, es decir aprender, leer, hablar, comunicarte con aquellos capaces de ensanchar tu mente en lugar de empequeñecerla.

Lo que se dice cultivar la mente para que te aproveches de aquellos maestros, amigos, parejas, capaces de hacer que tú crezcas como persona.

Vivimos tiempos convulsos, la gente se esconde, busca espacios conocidos pero asfixsiantes, donde poder sentirse seguro, a gusto, pidiendo a los dioses que esa seguridad dure toda la vida, por eso se desmoronan cuando cualquier parcela salta por los aires, la enfermedad, la muerte, la quiebra, la pérdida de empleo, la deslealtad, la violencia y así podríamos seguir. 

Llegan entonces las frustraciones, el no saber qué hacer con nuestras vidas, porque la mayoría no tenemos arrestos, no somos valientes, permanecemos en el malo conocido y envidamos en nuestro fuero interno a aquellos que sí lo son, que rompen barreras, que saltan muros y siguen su camino lamiéndose unas heridas que saben que tarde o temprano, sanarán.

Esta vida es muy corta, eso lo sabemos, no la desaprovechemos, porque la felicidad nos acompaña, tan solo hay que saber verla.

A mi gran amigo Vicente R.

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