PIROPOS




El extraño caso de Atajismunda Martínez, con los años pasó a ser un rumor y con el tiempo, mucho tiempo, se convirtió en leyenda.

Munda, como la llamaban sus amigos, bueno solo uno, el tendero de la esquina que en secreto bebía los vientos por ella, era una mujer de armas tomar, rubicunda, cejijunta y con unos modales de hombretón de muelle de puerto.

Hasta sus padres se asustaron cuando la buena de la matrona la envolvió en una toalla y se la enseñó apartando, a su vez, la mirada de la niña.

Pasado el primer susto y dado que estaban ansiosos de hijos, hicieron la vista gorda y decidieron que sacarían a la niña solo en días lluviosos para que nadie pudiera verla,

Las cosas del destino son difíciles de entender, porque así como la naturaleza pareció que se reía de ella, su mente, en cambio era prodigiosa

Munda cuando se hizo adolescente, tuvo que pasar por diversos traumas, pero ninguno tan duro como el de ver que nadie y cuando digo nadie le dedicaba ni un triste piropo, como así ocurría con Florenza Pérez, la chica más guapa del instituto.

Aquella injusticia llevó casi a la locura a Munda, así que se pasó el resto del curso ideando un plan siniestro. Primero acabaría con su rival y luego con cada uno de los piropeadores que pululaban por los pasillos y que a todas luces, la ignoraban soberanamente.

Cuando tenía todos los cabos atados, había meditado concienzudamente su venganza, pasó algo que ella misma escribiría años más tarde con lágrimas en los ojos.

Preparada con un chándal infame a dar la clase de gimnasia, escucho casi como un susurro a sus espaldas .

"Si los cerebros pudieran comerse, me comería el tuyo de tan inteligente que eres" Se le pararon los pulsos, tuvo miedo de darse la vuelta, pero la curiosidad fue superior a ella y allí parado en el pasillo, estaba Atorlino Gutiérrez el chico más popular del insti. Al principio pensó que se burlaba de ella y a punto estuvo de soltarle un mandoble que lo enviara de vuelta a casa, cuando Lino, le dijo: Perdona que no me haya atrevido a decírtelo antes, pero creo que eres una mujer maravillosa, inteligente y....bueno eso inteligente y quería preguntarte si saldrías a cenar conmigo una noche de estas. Toma este es mi teléfono.

Fin, porque no fue una broma, años después se casaron y fueron felices, toda venganza que Munda albergaba en su corazón hacia los guapos y los piropos que recibían, desapareció, porque comprendió que cada piropo lleva detrás una historia, unas veces acertada y otras no, pero historia al fin y al cabo.

Así que si te nace decir cosas bonitas no te prives, lo más que puede pasar es que te lleves una mala contestación o un sopapo, 

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